“Todos somos mortales hasta el primer beso
y la segunda copa de vino” (Eduardo Galeano)
Si echamos la vista atrás y recordamos algunos de los momentos más importantes de nuestra vida, es más que probable que descubramos que en todos ellos hay dos elementos comunes: el amor… y el vino, para brindar por el amor. Tan ligados han estado siempre que hay quien dice que la aparición del vino estuvo relacionada con una historia de amor.
Cuenta la leyenda que hace muchísimos años ya (entre el 4.000 y el 3.000 a.C.), el rey del Imperio Persa mandó cosechar las uvas que cultivaba en el viñedo real y guardarlas en el depósito de su castillo. Allí las uvas empezaron a fermentar y se generó un “olor extraño” que inundó toda la estancia. Al no saber a qué se debía aquello, la gente empezó a rumorear que el rey guardaba veneno en los toneles.
Un día, una cortesana del castillo, dama del harem y amante del rey, harta de sufrir por amor, decidió suicidarse y, como pensaba que los toneles guardaban veneno, se tomó una copa de lo que allí se guardaba esperando poder morirse envenenada con ese brebaje. El rey, habiéndose enterado de lo que quería hacer su cortesana, bajó corriendo hasta los sótanos del castillo con la intención de impedírselo, y su sorpresa fue que, al llegar, no solo no se encontró a la cortesana muerta, sino que danzaba alegremente por el recinto.
Fue entonces cuando se descubrió “accidentalmente” que de la fermentación de la uva se podía generar una bebida que resultaba espirituosa no solo para el cuerpo sino también para el alma. Y felices, el rey y la cortesana pudieron continuar con su historia de amor.
Sea o no verdad la leyenda, desde hace millones de años hasta hoy el vino nos ha acompañado en los momentos más importantes de nuestras vidas y siempre que hay algo que celebrar. Y San Valentín, aunque muchos se empeñen en desvirtuar su esencia tildándola de comercial, es una fecha a celebrar. Porque… ¿por qué vamos a dejar de celebrar todo aquello que podemos celebrar?
Desde Becogalia creemos que la vida ha de celebrarse siempre que se pueda, y que a la hora de celebrar el vino es siempre la mejor opción, y es por eso que os vamos a contar que el amor cabe en una caja.
…en una de las preciosas cajas de Alma Atlántica de Martín Codax, un estuche con dos propuestas frescas, elegantes, sabrosas, frutales, jóvenes y con burbujas: el Alma Atlántica Albariño-Godello y el Alma Atlántica Mencía Rosé. Dos maneras diferentes de sentir el albariño y el godello nacidas en pleno corazón del Val do Salnés, cuna del Albariño, donde se encuentran las instalaciones de Martín Codax desde 1986.
Tras el primer paso del vino y la comida o cena, llega el momento del cava para los brindis, y nuestra propuesta es el estuche de Tantum Ergo Chardonnay y Pinot Noir de Bodegas Hispano Suizas. Un chardonnay dorado con aroma intenso que recuerda a fruta blanca madura y frutos secos con un ligero toque a vainilla, y un Pinot rosado pálido que recuerda aromas de frutos rojos mezclados con frutos secos y un ligero toque de vainilla tostada.
Y para los que quieran ponerle el perfecto punto y final a una comida o cena de San Valentin, nada mejor que colocar sobre la mesa una cajita de madera de la que sacar un Oporto Vintage de la Real Companhía Velha, un vino de gran calidad que seguro no dejará a nadie indiferente.
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